POR ARTURO BLANCO.
El
bono de alimentación, ahora mal llamado “cesta ticket socialista”, tiene sus orígenes
en una propuesta hecha por la Organización Internacional del Trabajo en 1956, en
donde se estableció la importancia de la buena alimentación del trabajador, para
que este tuviera un óptimo desempeño durante la jornada laboral. Dicha propuesta
establecía que al trabajador se le debía de proveer de la comida por medio de
comedores instalados en la entidad de trabajo o por medio de vales de
alimentación (tickets), para que fueran canjeados por alimentos.
En
Venezuela, se adoptaron estas recomendaciones a partir del año 1984, y se estableció
por medio de la legislación sobre el beneficio de alimentación, la instalación
de comedores dentro de las entidades de trabajo, o en su defecto, el pago a cada uno de los trabajadores del precio correspondiente a la comida, determinado por la ley.
Ahora
bien, dado que el bono de alimentación no tiene incidencia salarial, fue necesario
establecer un tope máximo, como en efecto se hizo, en la reforma de la Ley Orgánica del Trabajo de 1997,
en donde se estableció que este beneficio no debía exceder el 20%, que
resultare de la sumatoria del salario más el monto del bono de alimentación,
posteriormente en el 2004, este tope subió a 30%, esto con el fin de evitar
que el patrono pretenda aumentar los ingresos del trabajador, pero sin generar
incidencias en el salario, es decir sin aumentar el salario normal del
trabajador, lo cual se traduciría en una
desmejora por cuanto que el poder adquisitivo del trabajador se vería mermado.
En los casos en que el patrono llegase a pagar un
bono de alimentación superior al 30% establecido en la ley, el trabajador
conservaba dicho beneficio, y a manera de sanción, el patrono debía de aplicar
aumentos salariales sucesivos, hasta que lo otorgado por el bono de alimentación
cumpliera con el límite de 30%.
La
anterior regulación fue derogada en el 2015, y ahora el bono de alimentación supera
por mucho al salario mínimo. Según la Gaceta Oficial N° 40.965, de fecha
12/08/2016, el salario mínimo se ubicará en Bs. 22.576,60, a partir del 1 de
septiembre de 2016, y el bono de alimentación en Bs. 42.480,00, a partir del 1 agosto
de 2016.
Si
sumamos el salario mínimo 22.576,60, más el bono de alimentación 42.480,00, nos
da como resultado 65.056,60, encontramos entonces que el bono de alimentación,
representa el 65.298%, de los ingresos mensuales del trabajador.
Lo
anterior significa que el Venezolano, ya no está trabajando por un salario, sino que ahora
está trabajando por un “cesta ticket socialista”, lo cual nos retrotrae a una
época en donde los trabajadores percibían el salario en especie y no en moneda
de curso legal. Ante esta situación toca preguntarse, ¿en dónde está la
combatividad de las centrales sindicales en contra de tal desmejora? (para la reflexión).
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